jueves, 30 de diciembre de 2010

Selección de poemas y microcuentos

Mientras tanto una hoja del follaje
acrecienta el comienzo de la edad:
rama por rama se cruzará el ramaje,
hoja por hoja subirán los días
y fruto a fruto llegará la paz:
el árbol de la dicha se prepara
desde la encarnizada raíz que sobrevive
buscando el agua, la verdad, la vida.

Celebración
Pablo Neruda


Con esta selección de poemas y microcuentos, Proyecto Setra despide el año 2010 y da gracias a los colaboradores y lectores que nos han seguido todo este tiempo. ¡Abrazos de poesía para todos!






Omar Villasana
Mexico, reside en Estados Unidos



Vida Nueva


Enero se encontraba a la vuelta de la esquina. Nada de propósitos de Año Nuevo, ni uvas, ni brindis. Acostumbrado a mudarme cada 8 meses a causa del trabajo, desde hacía tiempo me hice a la idea de no echar raíces. Mis pertenencias las fui reduciendo al mínimo con el afán de aligerar mis pasos. Unicamente me rehusaba a deshacerme de mis libros (testigos de mejores tiempos y promesas incumplidas) los cuales estaban guardados en cajas en casa de mi hermano.
Pero yo sabía que algún día tocaría cargar con todo mi equipaje, mi hermano me dijo que ya no tenía espacio para guardar mis cosas. Llegue a su casa puntualmente, ya me había echo el favor de dejar mis cosas en la puerta.
Una por una abrí las cajas para inspeccionarlas, los libros que no habían sido víctimas de las polillas no lograron sobrevivir a la humedad ni al tiempo, en definitiva era momento de una vida nueva.




Elisabet Cincotta
Argentina



Brindo


Brindo porque brindo
por vos por él por nosotros
brindo por estar
por la ausencia
por tu mirada
y aquel gesto inconcluso

Brindo por la vida
que me permite
errar y cambiar
aprender y enseñar
por la poesía

Brindo por lo que puedo
y por poder lo que no
por el abrazo

Brindo por la paz y el amor




Lidia E. Caraballo
Cuba, reside en Estados Unidos





Navidad


Cesto de basura
despide
al árbol muerto.


•••


Navidad llega.
Para saldar sus cuentas
aún hay tiempo.


•••


Fin de año


Última noche
fuegos artificiales
avivan el cristal.



•••


Ante el primer sol
toda la vida nuestra
hecha promesa.


Del libro Ensō



Alejandra Ferrazza
Argentina, reside en Estados Unidos




Todos los niños del mundo decidieron para el día de Noche Buena dejar regalos a sus padres debajo del árbol de Navidad. Habían llegado a la conclusión de que a los adultos había que darles algo en que creer.




Lola Sanabria
España




Instrucciones para una buena navidad


Coja una bolsa de buena voluntad. Ábrale bien la boca. Eche unas semillas de ternura dentro. Unas gotas de alegría. Dos pellizcos de compasión. Unas hebras de paciencia. Tres hojas de empatía. Unos granos de generosidad. La raspadura de un perdón. Aderécelo todo con un puñado largo de amor. Agite la bolsa para una mezcla homogénea. Vierta el contenido en una gran olla y póngala a hervir. Cuando esté bien hecho todo, sírvalo en grandes cucharadas a sus invitados. Y de postre, los abrazos, empezando por usted.



Año nuevo


Aquel fin de año hizo falta muchas toneladas de nieve para sepultar los males del Planeta. Una alfombra mullida y crujiente donde jugaron al corro de la patata todos los niños, de todas las razas, de todas las religiones, de todas las culturas y de todos los estratos sociales.



Andrés Boiero
Argentina



Ya se ha escrito demasiado
sobre la navidad:
la gente
se amontona en los negocios
gasta
arma paquetes
y hace llamadas telefónicas

la navidad
en el Sur
es una especie de reptil
perezoso

hay otras
navidades:
el tipo que duerme en una celda
la mujer que agoniza
el amante que desaparece

esas navidades
no tienen regalos
¿para qué?
ahí es donde
el reptil
nos traiciona
y la mesa adquiere
el matiz
de un arma:

Andrés: ¿te acordás cuando me dijiste que ibas a estudiar medicina?

(risas)


Del libro Texas





Anna Akhmatova
Odessa, Ucrania (1889- 1966)



El último brindis


Bebo por la casa devastada,
por el dolor de mi vida,
por la soledad en pareja,
y también bebo, brindo, por ti.

Por el falso labio que me traicionó,
por el frío mortal en los ojos,
porque es el mundo adusto y brutal
y porque no nos ha salvado Dios.





Milos Alda
España




Pájaros de alumbre


El mundo no existe
como no existe este pájaro
o este verso
tal y como yo soy nada
sin los oídos que me escuchan
los ojos que me bañan o me inquieren
las manos
que en su golpe o en su caricia me hacen
los sueños
que me moldean y me diluyen…

Soy mundo
pájaro y verso…

soy nada
Nada soy

hasta que ser me haces…


Del libro Pájaros de alumbre



Nezahualcóyotl
Rey poeta chichimeca. Texcoco, México (1402-1472)



Un recuerdo que dejo


¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores.
Dejemos al menos cantos.


De Ediciones COMOARTES, Colección Gaviotas de Azogue / 2, Agosto de 2007.

martes, 28 de diciembre de 2010

De sueños y ficciones

Por Alejandra Ferrazza

Tuve el encuentro con Jorge Luis en una confitería de esas que abundan en cualquier esquina de Buenos Aires.
Me acerqué tímidamente cuando lo reconocí. Estaba solo, sentado en esa posición que le era suya: las piernas cruzadas y las manos apoyadas sobre la curva del bastón.
Sentí que había notado mi presencia: Señor Borges…
Giró la cabeza y levantó el rostro, mientras sus ojos se perdían sin voluntad en un punto inexistente.
_¿Dígame…?
_Señor, siempre quise conocerlo… he leído sus libros, lo admiro profundamente.
_¿Perdone, siempre quiso conocer a Borges…o a mí?
_A usted, al maestro, o ¿acaso no son una misma persona?
_No lo sé – me dijo_ es un duelo que existe entre los dos.
_¿Espera a alguien?
_Puede ser, hace mucho que espero y ya no recuerdo qué. No sé dónde estoy y si me voy, tampoco sé a dónde dirigirme.
Preguntó:
_¿Qué hora es?
_Son las nueve.
Déjeme guiarlo… y lo tomé del brazo.
Juntos caminamos sin destino, mientras él me contaba de su niñez en el barrio de Palermo, de su institutriz británica Miss Tink y de los malos ratos en cuarto grado, cuando sus compañeros se burlaban de él por los lentes y el estilo de ropa que usaba.
Habló de sus veranos en Adrogué o en la casa de sus familiares uruguayos.
Le pregunté de Argentina, hacía mucho que yo faltaba del país.
“Creo que la República Argentina no puede ser explicada. Es tan misteriosa como el Universo”.
Seguimos caminando en silencio por un largo rato. Comenzó a llover.
Podemos refugiarnos en un lugar que yo conozco…-me dijo- y me dejé guiar por su ceguera.
Llegamos a una casa, dentro de ella y tomados de la mano, la recorrimos. Entramos en una habitación llena de espejos y nos vimos reflejados infinitamente, cada reflexión era una secuencia de nuestros movimientos: cada espejo representa el tiempo y nosotros somos una realidad dentro de otra en cada uno de ellos, pero así como el tiempo no existe, tampoco existen estas realidades y lo que vemos tal vez sea un sueño _dijo.
Increíblemente él me guiaba, atravesamos uno de los espejos y caímos por una escalera, con tanta levedad que no sentíamos los escalones, parecía que estábamos volando. Tocamos el piso con suavidad y al abrir los ojos vi todo lo que tenía que ver: el conjunto infinito, el espacio cósmico en sí mismo. El Universo desde todos sus puntos.
Con delicadeza puso su mano en mi hombro, esta acción me sacó del azoramiento para seguir el recorrido. Me guió por senderos bifurcados, bibliotecas infinitas, laberintos, espejos velados…hasta terminar en una calle de Buenos Aires, donde nos encontramos con un Borges joven que no reconocía al octogenario que se plantaba frente a él, desafiando toda ley.
Y allí los dejé uno frente al otro, como en un duelo, mientras yo me alejaba de esa ficción, una más dentro de las tantas ficciones de esta llamada “realidad”, tal vez el sueño de algún Dios.
Eran las nueve y un minuto.

lunes, 20 de diciembre de 2010

EL DE LOS ZANCOS Y LA DE LOS MALABARES


Por Francisco Garzón Céspedes


Un hombre al que le gustaba andar en zancos se sintió atraído por una mujer a la que le gustaba hacer malabares.

A la mujer no le era indiferente el hombre de los zancos. El hombre le agradaba. Más que ningún otro hombre.

Pero cada vez que el hombre de los zancos intentaba acercarse a la mujer, la mujer estaba haciendo malabares. Y el hombre no se atrevía a interrumpirla en su juego de destrezas.

Cada vez que la mujer pensaba acercarse al hombre de los zancos, el hombre de los zancos le parecía más inaccesible, porque el hombre usaba zancos cada vez más altos. Y la mujer no se atrevía a interrumpirlo en su paseo por las nubes.

Como ninguno de los dos tomó una decisión, ocurrió que el hombre de los zancos terminó casándose con una mujer a la que no amaba intensamente, pero a la que pudo acercarse porque andaba por similares alturas puesto que era trapecista.

Y ocurrió que la mujer de los malabares terminó casándose con un hombre al que no amaba tanto, pero del que, como trabajaba de payaso en un circo fingiendo ser un enano, no se sentía tan distante.

El hombre de los zancos y la mujer trapecista, tuvieron un hijo, al que, de joven, le gustó hacer malabares.

La mujer malabarista y el hombre payaso tuvieron una hija, a la que, de joven, le gustó andar en zancos.

Los dos jóvenes, tan pronto se vieron, se enamoraron.

Como el padre había contado su historia de amor imposible al muchacho, y la madre había contado su historia de amor imposible a la muchacha, los jóvenes tomaron la decisión. Uno la de enseñar a la otra a caminar en zancos. Y la otra, la de enseñar a uno a hacer malabares.

El niño que tuvieron fue payaso.

Y la niña, trapecista.

Y estos niños, con esos padres y esos abuelos, fueron además equilibristas. Unos equilibristas capaces de combinar este arte sobre la cuerda con los zancos y con los malabares.

Aunque cuando crecieron, el joven payaso, equilibrista, caminador en zancos y malabarista tuvo como pareja a una escritora.

Y la joven trapecista, equilibrista, caminadora en zancos y malabarista tuvo como pareja a un mago.

Y con esos padres, esos abuelos y esos bisabuelos, los hijos que tuvieron fueron para muchos unos auténticos raros. Tenían numerosos oficios y los mezclaban hábilmente. Fueron juglares.



Publicado en la Colección “Gaviotas de azogue” / 120, Diciembre de 2010, Madrid, España, como saludo a los 35 Años de La Peña de Los Juglares.

viernes, 17 de diciembre de 2010

CUENTOS HIPERBREVES ESPAÑOLES DE HUMOR



Obra de M. C. Escher. House of stairs lithograph, 1951


FOBIA por Yolanda Portugal

Fobia a la oscuridad fue el diagnóstico para la sombra.


EGOÍSTA por Noemí Benito

–Mío, mío, mío, mío –dijo mientras abrazaba compulsivamente la nada.


¿SÓLO? por Fátima Martínez

Sólo estando a tu lado mi vida tiene sentido. Dijo. Pero el difunto no respondió.


De la colección “Gaviotas de azogue” / 122, Diciembre de 2010, Madrid, España.
Los cuentos son Premios Extraordinarios y Especiales del Concurso Internacional de Microficción “Garzón Céspedes” 2007.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Hicimos amores





En el frágil territorio de mis letras
se ovillan tus ojos de cisne
y el lento adiós.

Supimos los portones del suburbio,
lloramos tajos
y escozores,

ahora
reímos en fotos viejas.

Fuimos la rosa del mundo,
mi voz estaba cerca
y no desiertas
tus manos.


Jorge Tasín, teólogo y escritor, reside en Buenos Aires, Argentina. Trabaja como coordinador de Sueñitos, una guardería en Ciudad Oculta, uno de los barrios más pobres de la ciudad de Buenos Aires.

Escribir

La aciaga incongruencia de la vida nos convoca a escribir. Es ese deseo, esa necesidad de reparación. Lo injusto, lo absurdo, lo insondable e inasible del evento de vivir, nos arroja a la palabra como una mueca de tormento o de ilusión. La literatura, será, en tanto haya vida. La palabra y pese a todo, como inquietud e interrogante, persistirá en su gesto acaso vano pero imperioso. Antes que denuncia y vínculo, escribir es un signo de desgarro, de escozor, intolerancia: no tolerar el dolor, el cinismo; no tolerar la vida diseñada como finalidad endógena y desatenta del otro, los otros.
Escribir es decir del aleteo de un cisne, lamer tu piel de sándalo y canela, transitar esta ciudad de tango y de crepúsculos, sentarnos a un vino, y es decir que, aun muchos nenitos padecen el hambre y la miseria y la injusticia mientras muchos y muchos canallas especulan y roban y tranzan y mienten.
Escribir es manchar las verdades que no son. Escribir es desarmar los artificios de la hipocresía. Es aun ilusionarse, es apedrear las ruedas de los carromatos de la muerte, atreverse a decir: la bondad embellece.
La vida misma es un texto que ni aun en la muerte concluye, pues nunca, nunca, habrá una última palabra.