Por Simón Ramos (Cádiz, España)
Premio Internacional de Soliloquio Teatral Hiperbreve
Concurso Internacional de Microficción “Garzón Céspedes” 2009Escenario totalmente vacío, sólo una imagen proyectada cubre el fondo del escenario, tiene vivos colores pero está totalmente desenfocada, no puede apreciarse nada en ella. Se oye un piano a lo lejos que lentamente va desvaneciéndose, la imagen desaparece con él. Irrumpe en la escena una mujer de nariz roja que tararea una extraña canción de cuna mientras camina. Parece muy cansada. Lleva consigo una vieja maleta de grandes dimensiones. Hace una pausa para tomar aire. Oscuro. Aparece una pequeña luz cenital en escena, la mujer intenta atraparla pero ésta se desvanece. Aparece la luz en otro lugar, se mueve mientras ella intenta atraparla. Oscuro. Apare-cen muchas luces y la mujer va de una a otra sin saber bien cual escoger. Oscuro. Vuelve la luz cenital al centro de la escena. La mujer se acerca sigilosamente y de un salto la atrapa. En ese mismo instante aparece de nuevo la proyección y la luz se expande iluminando todo el escenario. De rodillas, la mujer de nariz roja inspira suavemente el aire que hay en el hueco de sus manos.
MUJER DE NARIZ ROJA:
Algún día mientras camino, decidiré parar un momento a tomar aire, y al inspirarlo me daré cuenta de que ése, y no otro, ¡ése! es el aire que quiero respirar el resto de mi vida. Y entonces me tumbaré... y abriré mis piernas y mis brazos y miraré el cielo. Pero sólo un momento, sólo un poco... y entonces cerraré lentamente mis párpados y seguiré mirando el cielo con los ojos cerrados, y me dejaré llenar por ese aire desde el alma al pie. Y sentiré mucha alegría al inspi-rarlo, y también sentiré una nostalgia inmensa justo después de inspirarlo, y entonces recor-daré todos esos paraísos que un día creí que eran el mío, y volveré a sentirme alegre, y justa-mente después de sentirme alegre, volveré a sentir nostalgia, y luego esa nostalgia se trans-formará en pena, y luego..., luego me reiré, si, me reiré a carcajadas, y justo después romperé a llorar, y me dejaré bañar por mis lágrimas mientras sigo riéndome, y poco a poco me iré cal-mando, y sonreiré, eso sí, seguro que sonreiré. Y cuando haya terminado de sonreír, volveré a llenarme de paraíso los pulmones, y me levantaré, y suspiraré, pero suspiraré con cuidado, muy lentamente, para que sólo pueda escapárseme en ese suspiro el aire de nostalgia, y no el de paraíso. Entonces, aprovechando que estoy concentrada en el suspiro, se me escaparán a la vez una lágrima y una sonrisa, y con ellas dos acompañándome emprenderé de nuevo el camino, pero esta vez daré los pasos mucho más pequeños, incluso a veces tendré que andar en círculos para engañar a mis propios pies, y descansaré más a menudo, haré lo que sea, lo que haga falta, para no alejarme mucho de ese aire, para no alejarme de mi paraíso... Porque ese nuevo camino lo recorreré sabiendo a cada paso que la vuelta atrás es inevitable. Algún día, algún día... Pero por ahora y a gritos, mis pies me piden zancadas, y no se las pienso ne-gar, no me las pienso negar.
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