“Es imprescindible la buena memoria para una
posteridad justa”.
Carlos Norberto Carbone
Carlos Norberto Carbone nació el 12 de marzo de 1959 en la ciudad
de Lomas del Mirador, Partido de La Matanza, provincia de Buenos Aires, la
Argentina, y reside en la ciudad de Morón, en la misma provincia. Obtuvo
primeros premios en certámenes de poesía de su país y de España y ha sido
jurado en algunos concursos. Participó en programas radiales, dirigió junto a
Pablo Marrero el sello Eco Ediciones y la revista electrónica La Bodega del
Diablo. Fue coautor junto a Héctor Celano del espectáculo De poetas y locos.
Su obra fue parciamente traducida al catalán, italiano, bengalí, francés, ruso,
árabe, turco, etc.
A partir de 1983 publicó los poemarios Poesías para decir presente, La
llegada de los hombres, En la
huella del hombre, De andenes,
lluvias y otras melancolías, Variaciones
sobre la noche y otras oscuridades, Doce
ciudadanos + uno, Áspid, Miradas de fuga. Volúmenes compartidos
con Pablo Marrero: Bodegueros del
diablo, Carma y Marca. Volúmenes compartidos con
varios autores: Testigos de tormenta,
Seis poetas, Cuerpo de abismo, Antes
que el viento se apague, Seis son
una jauría, Pasajeros del penúltimo
tren, 4 autores. Fue incluido,
entre otras, en las antologías 500 años
del descubrimiento de América, La
otra voz, III Antología de poesía
joven argentina, Diez años sin
Borges, Poesía hacia el nuevo
milenio, Anaconda, País del vientre abierto, Poetas de Morón, Testimonios del presente, El
verso toma la palabra, Bardos y
desbordes, Borrando fronteras,
Adagio, ¡Basta!, Poesía argentina
contemporánea, Bardos y desbordes
II, Otra mirada, otra distancia,
8ª Antología de poemas y relatos.
1: ¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba?
CNC: Siempre
estuve rodeado de músicos, eso me llevó a que la canción fuera un juego y así,
temprano, quise cantar, luego tocar la guitarra y por supuesto, componer
canciones; calculo que a los doce o trece años ya andaba buscando rimas y
melodías.
2: ¿Cómo te llevas con la lluvia y cómo con las
tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad, con las contrariedades?
CNC: Uno de mis
libros se titula Andenes, lluvias y
otras melancolías, de lo cual, yo diría, se desprende que la lluvia me
gusta. Cuando llovía, mi mamá no nos mandaba al colegio, por eso con mi hermana
inventábamos danzas para hacer llover.
La velocidad me fascina, soy técnico mecánico aplicado a los autos; durante cierta etapa me encantaba
manejar y lo más veloz posible. Con las contrariedades me manejo como todo
poeta, buscando donde entrarle para escribir.
3: “En este rincón” el romántico concepto de la
“inspiración”; y “en este otro rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su He
oído hablar de ella, pero nunca la he visto. ¿Tus consideraciones...?
CNC: La inspiración
es para los creyentes. Prefiero el trabajo del día a día; si un día llega la
señora inspiración que me encuentre con un lápiz en la mano y frente a una hoja
en blanco. Igualmente, a veces, uno escribe como si le
dictaran; ahí me hago el distraído y me dejo llevar.
CNC: No sé si más. Tal vez por igual me interesan las vidas de Pablo Neruda,
de García Lorca, de Miguel Hernández, de Amadeus Mozart, de Vincent Van Gogh,
de Juan Gelman.
5: ¿Lemas, chascarrillos, refranes, proverbios
que más veces te hayas escuchado divulgar?
CNC: Mi madre recitaba de La vuelta
de Martin Fierro, de nuestro José Hernández, eso de que “Los hermanos sean unidos/ porque esa es la
ley primera;/ tengan unión verdadera/ en cualquier tiempo que sea,/ porque si
entre ellos pelean/ los devoran los de ajuera.”: me agrada repetirlo; y un
refrán no carente de optimismo: “No hay
mal que dure cien años”.
6: ¿Qué obras artísticas te han —cabal,
inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís quedando, en estado
de perplejidad?
CNC: Los films de Akira Kurosawa; el drama lírico Nabucco, de Giuseppe
Verdi; Astor Piazzola y sus fuegos; Pablo Picasso y su Guernica; la
novelística de José Saramago; Federico Fellini y su Y la nave va; Carlitos
Chaplín (lo escribo en argentino) y su discurso tan poético sin decir ni una
palabra. Todos
me estremecen y siguen generando en mí ese desvelo único.
7: ¿Tendrás por allí alguna situación irrisoria
de la que hayas sido más o menos protagonista y que nos quieras contar?
CNC: Tengo muchas y no sé ahora cuál es más graciosa. Acaso aquella de la
presentación de un libro donde el presentador, después de alabar al autor durante
varios minutos chasqueó los dedos y le preguntó a viva voz: "¿Cómo te llamabas vos?".
CNC: Es imprescindible la buena memoria para una posteridad justa.
9: “¿La rutina te aplasta?” ¿Qué rutinas
te aplastan?
CNC: La rutina es un animal feroz, difícil escapar de sus garras. Trato de
escapar de ella y mantenerme atento para que no ataque. Durante muchos años
tuve que ensamblar las ocho horas de oficina con la literatura, lo que, a
veces, pesaba como un muerto.
10: ¿Para vos, “Un
estilo perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y
periodista español Corpus Barga? Y siguió: “…un estilo es una manera y un
amaneramiento”.
CNC: Lo más difícil para un escritor es retirarse de su zona de confort. En
ocasiones, lo que llamamos estilo propio es una trampa para no avanzar a otro
territorio más inhóspito. Los grandes maestros son los que se animan y van.
Tomar riesgos es el estilo perfecto.
11: ¿Qué sucesos te
producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y
cuáles te hartan instantáneamente?
CNC: El suceso que indigna mi condición humana es la explotación del hombre
por el hombre; que un puñado de familias sean dueñas de los recursos del mundo,
que haya multimillonarios y personas que mueran de hambre o por enfermedades
curables: eso despierta en mí la mayor indignación.
Violencia me provoca la mentira de grandes medios
periodísticos y su falsa independencia.
Me harta enormemente el ego desbordado cuando el
talento es nulo.
12: ¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías
con nosotros?
CNC: Una foto bailando el twist con mis hermanas y mis padres riéndose.
Y otra de toda la familia en una camioneta, de esas
que por acá denominábamos “estanciera”, yendo al río, al balneario del barrio
de Núñez, a practicar deporte náutico con una cámara de neumático para usar de
bote.
13: ¿En los universos de qué artistas te agradaría perderte (o encontrarte)?
O bien, ¿a qué artistas hubieras elegido o elegirías
para que te incluyeran en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro
modo?
CNC: Ser algún personaje de la novela Los siete locos de Roberto Arlt, no
estaría nada mal.
Encarnar al Diablo en alguna película y
bajo la dirección de Leonardo Fabio sería fantástico.
Ser el Virgilio de la Divina comedia y, desde luego, de la
mano de Dante Alighieri, me parece muy interesante.
14: El silencio, la
gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la desolación, el
fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes
mencionado con algún criterio, orientación o sentido?
CNC: Vivo todo el tiempo en varios de esos estados y los transito como
puedo, me resultan a veces dignos y otros no tanto, pero bueno, eso demuestra
que estoy vivo y me siguen generando cosas a pesar del paso del tiempo.
Soy habitante del silencio, a veces hasta a mí me
aturde tanto silencio, tengo gestos que no me disgustan, mi cara es muy
expresiva. La oscuridad y las sorpresas, la desolación y la intemperancia me
hacen pensar y repensar mi destino.
15: ¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el
ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías?
CNC:
Varios: destaco en primer término a alguien con quien tengo el honor de ser su
amigo, Eugenio Mandrini; luego, Enrique Santos Discépolo, el gordo Osvaldo Soriano,
Caloi (Carlos Loiseau), el negro Alejandro Dolina, Roberto Fontanarrosa.
16: ¿Qué apreciaciones
no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?...
CNC: No aprecio las apreciaciones realizadas con soberbia, las detesto,
prefiero los buenos oficios del dialogo frontal y sincero.
17: ¿Viste que uno en
ciertos casos quiere a personas que no valora o valora poco, y que en otros
casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo
“lo resolvés”?
CNC: Si lo quiero es porque lo valoro. Donde más se me complica es en
aceptar opiniones diferentes; no respeto a los que revindican a lo peor de la
historia de la humanidad, con esos lo resuelvo alejándolos de mi vida todo lo
posible.
18: ¿El mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo
afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”?
CNC: Soy bastante optimista, creo que el mundo será mejor alguna vez o volará
por los aires: no nos queda otra que mejorar.
19: Por la fidelidad y entrega a una causa o
proyecto, ¿qué personas (de todos los tiempos y de todos los ámbitos) te
asombran?
CNC: Jesús, el Che, Evita, Mahatma Gandhi, Lenin.
20: ¿Qué te hace “reír a mandíbula batiente”?
CNC: Tomar unos vinos con mis amigos y rememorar travesuras de niño y no tan
niño, las travesuras de mis hijos y hoy las de mi nieta.
Entre los cómicos, Buster Keaton y Chaplin; más
cerca en el tiempo, el humor de los uruguayos (Ricardo Espalter, Berugo
Carámbula, Enrique Almada…) del programa de televisión Hiperhumor, emitido,
recordarás, durante varios años en la década del ’80.
21: ¿Cómo afrontás lo que sea que te produzca
suponerte o advertirte, en algunos aspectos o metas, lejos de lo que para vos
constituya un ideal?
CNC: La vida es algo complejo que a veces va por caminos que uno no imaginó
y lo fundamental es seguir y no perder del todo el norte o el sur, soy de
ponerle el pecho y avanzar, trato de salir pronto de los momentos no queridos.
22: El amor, la contemplación, el dinero, la
religión, la política… ¿Cómo te has ido relacionando con esos tópicos?
CNC: El amor y la política siempre fueron muy importantes en mi vida. Todo
hombre es político y si uno no ocupa ese lugar lo toman las corporaciones. El
amor es obviamente lo más trascendente; los hijos, la familia, los amigos, la
mujer con quien amanecer, la contemplación y la meditación también juegan
fuerte en mí. El trabajo, léase el dinero, ocupa tiempo, esfuerzo, y nunca me
llevé muy bien. La religión como tal no me ocupa, pero sí la poesía que es mi
religión.
23: ¿A qué obras artísticas —espectáculos
coreográficos, films, esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas
teatrales o arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”?
CNC: Las esculturas de Fernando Botero, los best seller de las grandes
librerías y sus posteriores películas, la obra de Marta Minujín y las películas
de Palito Ortega y de El Club del Clan.
24: ¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu
infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y por
qué...?
CNC: Las calles de Lomas del Mirador, en San Justo, tomar el colectivo 49
para ir a la escuela, toda una aventura; ir hasta la avenida Provincias Unidas
en bicicleta a pesar de que mi mamá no me dejaba, otra gran aventura; jugar
futbol en todos los potreros del suburbano con los muchachos más grandes, una
aventura superior.
25: ¿Cómo reordenarías esta serie?: “La
visión, el bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio,
el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar,
el desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías
intentar, por ejemplo, una microficción.
CNC: Vistas así resultan caóticas y atractivas: no sé si puedo o quiero
mejorar ese orden-desorden dado.
Pero intentando ordenarlas diría que empiezo por el
pensamiento y la lengua para seguir con la autenticidad, la ceremonia y la
visión, ahí dudo entre el bosque y la ciudad, luego la danza, el azar y las miniaturas
y por último la muerte, el desajuste y el sacrificio.
26: Donde mueren las palabras es el título de un filme de 1946, dirigido
por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde mueren las
palabras?
CNC: Mueren donde se es cómplice del verdugo.
Mueren donde el puente se dinamita y no hay forma
de comunicarse.
Mueren donde hay un pensamiento único y por ende,
nadie piensa.
27: ¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que
te adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no?
CNC: Me cuesta disociar las obras, por un lado, y por el otro, a sus
creadores; a pesar de ello puedo conmoverme por algo en particular y pienso:
qué buen artista, lástima que sea tan capitalista.
28: ¿Cómo te cae, cómo
procesás la decepción (o lo que corresponda) que te infiere la persona que te
promete algo que a vos te interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras
solicitado—, y luego no sólo no cumple sino que jamás alude a la promesa?
CNC: Tengo claro que no me paraliza la
traición, aunque sí me cuesta procesar y olvidar esa decepción; pero procuro
dar vuelta la página y seguir con otra cosa; obviamente me da mucha bronca que
eso suceda.
29: No concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admiras?
CNC: A mi madre, que de niña tuvo que
valerse de su coraje para salir adelante, y que con poco diccionario y mucho
trabajo nos educó, nos hizo la vida más dulce, más digna, y en ella admiro
a la mujer que siempre fue puesta en segundo plano. Admiro también a la mujer
que con sus actuales luchas y conquistas hacen un mundo más justo, por sus reivindicaciones
que son para todos. Mirándolas a ellas siento que aún no todo está perdido.
30: ¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido
consiguiendo, en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la
gravitación?
CNC: Me pertenecen, y poco a poco intento
ponerlas en su lugar para que podamos convivir. Soy apasionado y eso me mantiene
vivo, es lo que me hace saltar de la silla e ir detrás de algo, como un niño va
tras una pelota.
31: ¿Qué artistas estimas que han sido alabados
desmesuradamente?
CNC: ¡Uffff!, muchísimos. No voy a
nombrarlos, no quiero polemizar con nadie, pero estimo que algunos poetas
venerados, algunos novelistas best seller y algunos rockeros, tienen muchos
halagos no muy merecidos.
32: ¿Acordarías, o algo así, con que es,
efectivamente, “El amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en
el poema Cielito lindo de Luisa Futoransky?
CNC: El amor está compuesto por numerosas semejanzas
y algunas diferencias; lo básico es aceptar y respetar la libertad del otro. No
busco mitades, busco enteros y así trato que sea.
33: ¿El amanecer, la franca mañana, el mediodía,
la hora de la siesta, el crepúsculo vespertino, la noche plena o la madrugada?
CNC: La noche tiene para mí el mayor
misterio, aunque reconozco que cada lapso tiene su encanto y podría encontrar
situaciones únicas e irrepetibles en cada uno.
34: ¿Qué dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por artistas de
todos los tiempos y de todas las artes nos propondrías?
CNC: Quisiera estar ahí tomando café con Raúl González Tuñón, Leopoldo
Marechal y Roberto Arlt, o comiendo paella con Federico García Lorca, Antonio
Machado y Miguel Hernández, o afinando mi guitarra con Paco de Lucía, o tomando
un vino verde con Fernando Pessoa y José Saramago, o cantando a dúo con don
Carlos Gardel o con el “Polaco” Goyeneche.
35: Seas o no ajedrecista: ¿qué partida estás
jugando ahora?
CNC: La que
jugué siempre: pretender dar jaque mate con los peones.
*
Cuestionario respondido a
través del correo electrónico: en las ciudades de Morón y Buenos Aires,
distantes entre sí unos 35 kilómetros, Carlos Norberto Carbone y Rolando
Revagliatti, diciembre 2019.
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