Por Roger Silverio
Dibujo del artista
Missael Acosta
No soy nada importante,
soy un simple guajiro sin dinero,
que vive suspirando por su Cuba,
pues no se adapta avivir como extranjero.
Y que se muere a diario,
por escuchar el canto del jilguero,
u oír, como se quejan las carretas,
camino hacia el ingenio azucarero.
No soy nada importante,
pero con ansias, que llegue el día espero,
en que mi pueblo no tenga que lanzarse
buscando libertad como balsero.
Por ver libre a mi tierra,
de viejos criminales y usureros,
que se deleitan en terror y en guerra
vendiendo nuestro pueblo por dinero.
No soy nada importante,
solo un canoso y preocupado abuelo,
que ve como sus nietos se hacen hombres,
sin conocer lo bello de su suelo.
Sin ver a nuestra gente
jovial, con su carácter bullanguero,
tomando su café, negro y caliente
bailando alegremente al son del cuero.
No soy nada importante,
pero quiero enseñarles, el sombrero
que más que proteger, identifica
nuestro indómito… espíritu de acero.
Mostrándoles la estatua
de un Maceo mulato, que guerrero
peleando dio su vida en Occidente,
honrando su machete justo y fiero.
No, no soy nada importante,
pero a Martí, una rosa darle quiero
blanca como la espuma, en el baluarte
que es nuestra patria, la cual por verla muero.
Y si llegara ese día de marcharme
le ruego cada noche al Dios del cielo,
que aunque soy un guajiro, no importante
bese mis restos, la Cuba de mi anhelo.
Missael Acosta
No soy nada importante,
soy un simple guajiro sin dinero,
que vive suspirando por su Cuba,
pues no se adapta avivir como extranjero.
Y que se muere a diario,
por escuchar el canto del jilguero,
u oír, como se quejan las carretas,
camino hacia el ingenio azucarero.
No soy nada importante,
pero con ansias, que llegue el día espero,
en que mi pueblo no tenga que lanzarse
buscando libertad como balsero.
Por ver libre a mi tierra,
de viejos criminales y usureros,
que se deleitan en terror y en guerra
vendiendo nuestro pueblo por dinero.
No soy nada importante,
solo un canoso y preocupado abuelo,
que ve como sus nietos se hacen hombres,
sin conocer lo bello de su suelo.
Sin ver a nuestra gente
jovial, con su carácter bullanguero,
tomando su café, negro y caliente
bailando alegremente al son del cuero.
No soy nada importante,
pero quiero enseñarles, el sombrero
que más que proteger, identifica
nuestro indómito… espíritu de acero.
Mostrándoles la estatua
de un Maceo mulato, que guerrero
peleando dio su vida en Occidente,
honrando su machete justo y fiero.
No, no soy nada importante,
pero a Martí, una rosa darle quiero
blanca como la espuma, en el baluarte
que es nuestra patria, la cual por verla muero.
Y si llegara ese día de marcharme
le ruego cada noche al Dios del cielo,
que aunque soy un guajiro, no importante
bese mis restos, la Cuba de mi anhelo.
Patriótico y nostálgico el poema. La tierra que uno abandona es la tierra que uno abona en el exilio.
ResponderEliminarUn abrazo
Amílcar Barca
lindo poema
EliminarEmocionante poema, seguro que realizas tus anhelos
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Un hermoso y sentido poema. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarRoger, gracias por compartir este hermoso poema
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