viernes, 9 de octubre de 2009

Hiragana





















Por Omar Villasana



No bastaron sedas ni joyas

para saciar tu espíritu.

Absorta,

con celo contemplabas

el sinuoso camino

con que ellos recorrían

presente y futuro a pinceladas.


Paciente fue tu entrega

para reinventar las sílabas

que conformaban tu nombre.

Tu voz,

deseosa de perderse

por siempre

en ideogramas.


¿Cuántas noches

transpiraste el Kanji?


Mientras la tinta

te enseñaba a procrear

el Hiragana,

un amanacer

diste a luz

Genji Monogatari.



1 comentario:

  1. Muy bello Omar, te felicito!!
    Es un poema tan agradable, que vale la pena leerlo muchas veces
    Abrazo!

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