Por Omar Villasana
No bastaron sedas ni joyas
para saciar tu espíritu.
Absorta,
con celo contemplabas
el sinuoso camino
con que ellos recorrían
presente y futuro a pinceladas.
Paciente fue tu entrega
para reinventar las sílabas
que conformaban tu nombre.
Tu voz,
deseosa de perderse
por siempre
en ideogramas.
¿Cuántas noches
transpiraste el Kanji?
Mientras la tinta
te enseñaba a procrear
el Hiragana,
un amanacer
diste a luz
Genji Monogatari.
Muy bello Omar, te felicito!!
ResponderEliminarEs un poema tan agradable, que vale la pena leerlo muchas veces
Abrazo!