Por Judith Ghashghaie
Raining day, con martini en mano podría leer “La lírica del crápula”; ver programa de Jaime Bayle; ser voluntaria en el Mount Sana-Ay o hacerse la Mangüela. Pero no, ella se siente deprimida.
Chico de once años, vestido como enano, en vez de fumar porro o ingeniárselas como los otros para ver alcachofas a las de la escuela, toca insistentemente timbre. Mujer con dificultad baja de silla; camina con desgano, abre puerta. Niño, da papel doblado; ella lee, llora, sonríe. Ambos se abrazan, se van a la calle tomados de las manos.
Pareja con semejante tiempo puede agarra pulmonía; ser victimas de sádicos y asesinos. Toca a mi puerta para traer esa expresión de idiotas felices y el mismo folletito.
Voy a llamar a Florida Children and Families Department para denunciar al progenitor de quien interrumpió el segundo suicidio en el vecindario.
RULFO NINGUNEADO (RELOADED)
Hace 8 años
Judith, tu inmaginacion no cesa de sorprenderme, esta buenisimo.
ResponderEliminarCarinos,
Adita
No me gustaría que después de un martini y de leer la Lirica del crápula...alguien se suicidara
ResponderEliminarUn beso
Eduard
El cuento sugiere todo lo contrario: el martini y La Lírica del Crápula prevendrían el suicidio.
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